Iniciamos el viaje desde Madrid con el objetivo de llegar a la central de Almaraz. Allí, Paca, Coordinadora de Ecologistas en Acción Extremadura, se había animado a acompañarnos al lago de refrigeración de la central.
De camino al “punto de encuentro” pasamos por la puerta de la central, y allí tuvimos la mala idea de pararnos a echar unas fotos y a estirar las piernas en nuestro primer destino. La seguridad no tardó en aparecer para echarnos de la puerta y ficharnos para el resto de nuestra estancia en el pueblo.
El pantano de Arrocampo es utilizado para refrigerar la central de Almaraz. Una central nuclear necesita refrigeración constante. Por eso miles de litros de agua pasan cada día por los reactores y por eso todas las centrales nucleares tienen siempre una buena masa de agua cerca. El agua que viene de la central se separa del resto mediante un murito que sirve para que el agua del pantano no se caliente mucho. Además junto a la presa, pudimos ver las enormes torres de refrigeración que enfrían el agua de forma que pueda ser vertida al Tajo. Sin embargo algo raro hay con la temperatura (o lo que sea) del agua y en Julio de este año aparecieron cientos de peces muertos